Sentido común

(Diario La República, 1998)


La Opinión Pública Norteamericana, mantiene estable su apoyo al Presidente Clinton después de la difusión por Internet de todos los detalles del caso Lewinsky. Es el triunfo del sentido común, sobre los especialistas.

Roscoe Pound, comienza su obra sobre el Control Social por el Derecho, con una severa advertencia sobre la pérdida del sentido común por los especialistas. Nos advierte que los profesores, y profesionales especializados, pierden en el proceso de formación una buena parte de su sentido común, que sin embargo, el público común, conserva.

Esto se puede ejemplificar con los avatares que está tomando el caso Clinton.

La mas grave acusación que soporta Clinton, es la de haber mentido bajo juramento en las audiencias previas de un juicio que aún no se inició y que posiblemente no se iniciará nunca por algún tipo de perjuicio sufrido por la señorita Lewinsky, cuando fue a hacer una práctica laboral en la Casa Blanca.

El magistrado respondió una pregunta que quizás no debió haber respondido por impertinente y autoincriminatoria sobre si había mantenido alguna relación sexual con la señorita Lewinsky. Clinton dijo no. Pruebas posteriores demostraron que hubieron escarceos amorosos, que no llegaron a consumarse en un acto sexual apto para la reproducción, por lo cual el tema si el señor Clinton mintió ante los Tribunales o no, es un problema que en definitiva depende de las definiciones que se adopten sobre acto sexual.

Estos hechos desataron una histeria colectiva en la prensa y la Justicia Norteamericana, y en el resto del mundo, al punto que las primeras planas son exclusivamente dedicadas al tema desde hace semanas, y es el tema obligado de discusión en la prensa diaria.

Los temas básicos: Cuales fueron "exactamente" las relaciones Clinton - Lewinsky; que relación tiene el magistrado con la primera dama "exactamente", que hizo el presidente con sus auxiliares femeninas desde que se graduó "exactamente" y otra cantidad de interrogantes cuya pertinencia parece tan fuera de lugar que uno no sabe si despreciar a quien ocupa su tiempo en tamañas trivialidades o envidiarlos por tener tanto tiempo disponible.

El Fiscal "independiente", lleva gastados mas de 30 millones de dólares, y la cuenta sube a razón de 40 mil dólares diarios para estas cosas. La prensa destina hasta helicópteros para espiar si la señora de Clinton (Hillary) toma represalias contra su marido en la vida privada.

En el mar de las trivialidades, los grandes temas quedan sumergidos.

Por ejemplo si se hiciera una encuesta sobre qué fue a aprender la señorita Lewinsky a la Casa Blanca, y qué aprendió en definitiva, nadie sabe. Tampoco se sabe si fue forzada a hacer algo que no quería en base a una relación de escuela-trabajo como se impone en las pasantías.

Es muy posible que la señorita Lewinsky sufra daños irreparables del cariz que han tomado las cosas y el rol espectacular (y poco respetable) que le ha tocado desempeñar, pero muy dificilmente pueda culparse al presidente por esto. El propio padre de la señorita Lewinsky, instó a su hija a abandonar su su sociedad con el Fiscal "Independiente", quien, este sí parece responsable de los perjuicios que la integridad moral de la ex-becaria está sufriendo.

Según la señora Hillary Clinton, detrás de la señorita Lewinsky se organiza un gran complot organizado por la derecha política norteamericana para terminar con la presidencia Clinton. Quizás haya alguna exageración en esto, pero todo el mundo sabe, que a la Fiscalía independiente no le importa mucho el bienestar y futuro de la señorita Lewinsky, sino que por el contrario, el fin último del proceso es político, y es en la sede política que debió plantearse originariamente, y no usar mecanismos judiciales para investigar hechos que no son delitos.

Finalmente le tocó el turno a la opinión pública.

Como sucede con el jurado popular, el sentido común habló: contra todos los pronósticos, la popularidad del presidente, sube en vez de caer y es previsible que este proceso se continúe acentuando en un futuro próximo.

Aunque todavía no ha tomado forma verbal esta actitud popular, uno podría adivinar que el sentido común es un motor principal de la argumentación, aunque también alguien podría preguntarse: El presidente no es más que nadie; tampoco es menos, y si le pasa a él hoy, mañana me pasa a mí, y después de todo: ¿Quien necesita un fiscal especial independiente para publicar la vida íntima de uno en la Internet?

Carlos Aparicio