Planeta de los Chivos

(junio 2009)


En la jerga periodística ha tomado firme significado la palabra “chivo”, que indica el o los mensajes que emite un sujeto entrevistado en una causa de interés noticioso o público, que son ajenos al interés de la audiencia, pero constituyen publicidad encubierta del beneficiario quien de esa forma obtiene gratuitamente un servicio cuyo costo de otra debería pagar. Los medios en general toman sus recaudos para evitar este tipo de abusos. Sin embargo, no se encuentra sistematizado otro tipo de mensaje desviado, muy similar al anterior pero en sentido inverso, en el sentido que un emisor, simulando un mensaje noticioso o de interés público en realidad está enviando una expresión de deseos políticos. O sea simulando una noticia, se está en realidad haciendo política, esto es un chivo invertido y es el tema de esta nota.

Con demasiada frecuencia, se ve a los informativistas promover determinadas posiciones políticas y aún filosóficas.

Los chivos invertidos que son pasados en forma relativamente discreta, trasuntan en general un mensaje ideológico o político totalmente inadecuado y que de por sí no tendría ninguna posibilidad de triunfar en un debate abierto de cualquier naturaleza.

Uno ya se ha acostumbrado a ver pasar en forma pacífica estos mensajes disimulados.

En general trasuntan un mensaje conservador y claramente antiliberal.

Un chivo corriente es: tantos accidentes, a Usted le parece que no habría que reglamentar más severamente el tráfico?

Claro que todos sabemos que hay millones de reglamentaciones, y nunca nadie habla de derogar ninguna, y la pregunta muy a menudo causa un alborozo indescriptible entre los funcionarios entrevistados.

Otro muy común se refiere a la Justicia por mano propia, como suelen llamar a casos evidentes de legítima defensa.

Otro corriente, es el hecho que el jurado popular en la administración de justicia, una de las formas más enérgicas de participación responsable, es prácticamente interdicto de los programas noticieros y políticos.

Lo mismo pasa con la participación a nivel policial. El popular “sherif” tan común en los cines, es nada menos que el policía electo.

Claro que en toda Europa se restableció el jurado luego de la caída del nazi fascismo, y en la península ibérica luego de la caída del franquismo con mucho éxito, incluso en la eficacia del sistema penal, pero no en el mundo de las noticias uruguayas.

Si hubiera un concurso en este tipo de noticias, sin duda que por muy lejos, el primer premio se lo llevarían los informativistas Jorge Traverso y Blanca Rodríguez, por el informativo de Canal 10 el día 7 de julio de 2009.

Aquí la noticia objetiva fue que una niña de seis años tomó de arriba de la mesa de su casa un arma de grueso calibre con la que apuntó a su hermana mayor de 15 años que estaba embarazada, y disparó matándola.

Esta noticia, prácticamente fue utilizada en el informativo como un disparador para iniciar una campaña para el desarme de la población civil. Declararon sicólogos y organizaciones que luchan por el desarme de los civiles.

En realidad se estima que hay 600.000 armas livianas en manos de población civil (posesión legítima) y otro tanto en el mercado negro. Es posible también que otro tanto esté en manos de las fuerzas militares y de seguridad, quienes tienen además otro tipo de armas pesadas.

Pero lo que pone a todo el mundo nervioso, son las armas en poder de la gente honesta, y este es el tenor de la campaña de comenzó el canal 10 en el día de ayer.

Posiblemente estén tratando de emular a sus similares de la Red Globo, a quienes no les fue bien.

Lanzaron una campaña similar en el 2005, apoyados en una fuerte campaña en la que hasta intervinieron las fotonovelas. Comenzaron con un 80% de apoyo y terminaron perdiendo un plebiscito en todo Brasil, con solo un 35% de apoyo del electorado.

Finalmente un detalle importante: el caso de la vivienda del Cerro Norte que motiva la campaña para desarmar a la población civil, se trata de un arma de mercado negro, que, en los hechos había sido rapiñada a un miembro de las fuerzas de seguridad.

Carlos Aparicio