Un magistrado prestigioso y un caso ya olvidado
(Diario La República 4/4/1998)
A mediados de la década de los años 70, el gobierno militar se había afianzado totalmente en el Uruguay, y gobernaba el país sin permitir el menor tipo de oposición.
Uno de esos días, con el país intensamente patrullado por unidades militares, suceden estos hechos:
Un camión cargado de refrescos venía hacia Montevideo por la Ruta 1. En determinado momento se encuentra con un control carretero a cargo de una unidad militar, que dificultaba el tránsito.
El camionero, estaba con el vehículo detenido esperando el contralor de los militares, cuando en determinado momento, abre la portezuela para preguntarle a uno de los soldados, si el control iba a demorar mucho.
Estaban dos soldados juntos, ambos jovencitos menores de 20 años con sus fusiles de guerra tipo M1 equipados con balas de alta potencia.
Por alguna causa que nunca se pudo establecer, uno de ellos, después de escuchar la pregunta del camionero, corrió hacia adelante del camión, algo así 5 u 8 metros, apuntó con su fusil al conductor, y disparó.
La bala atravesó el parabrisas del camión, penetró por el lado izquierdo del pecho, destrozando el hombro, y arrojó al camionero al pavimento (la portezuela estaba entre-abierta), donde quedó inconsciente.
El soldado heridor arrojó el arma, y se fue corriendo hacia el cuartel que estaba en las inmediaciones.
El camionero al que se creyó muerto en un primer momento, fue llevado al hospital militar con urgencia y comenzó a reponerse lentamente.
Una vez aclaradas las circunstancias del caso intervino la justicia militar, y el soldado fue procesado, si bien continuó cumpliendo tiempo después sus funciones.
En Montevideo, el camionero fue atendido correctamente en el Hospital Militar, pero aún así demoró en reponerse un año. Un peritaje judicial posterior determinó que sufriría en el futuro en forma irreversible la pérdida de la funcionalidad del brazo izquierdo en un 70%.
Si bien la atención médica recibida fue correcta y de buena calidad, no se ofreció ningún tipo de indemnización económica. Los primeros pedidos fueron recibidos fríamente, y después de un año se le negó en forma lisa y llana.
En ese momento se presentó en mi Estudio de abogado solicitando justicia.
Luego de un análisis, y viendo la justicia del reclamo acepté el caso, aún frente a las dificultades que el momento presentaba.
El caso se caratuló XXXX c/ Ministerio de Defensa Nacional, y se presentó ante el Juzgado de Hacienda que en ese momento estaba a Cargo del Dr. Gervasio Guillot Martínez.
El Ministerio de Defensa, decidió actuar por medio de sus abogados como un particular, alegando defensas falaces y sin fundamento alguno.
En la etapa de prueba había que probar la actuación del soldado, y se pidió a la temida y todo poderosa justicia militar, el envío del expediente de procesamiento del soldado.
El Dr. Silva Ledesma, se negó a enviar el expediente.
A pedido de la defensa se reiteró el pedido, esta vez, bajo apercibimiento, que en caso que no se enviara el Juzgado aceptaría ese hecho como reconocimiento de culpabilidad. El expediente tampoco se envió.
A la hora de dictar sentencia el Juzgado condenó a Ministerio de Defensa, algo así como el triunfo de David sobre Goliath.
La sentencia fue justa y sabia, y en la misma se ponderó el hecho que el Ministerio de Defensa había ocultado documentos, que la víctima tendría una incapacidad per-manente vitalicia y este era un trabajador que necesitaba de sus brazos para trabajar como camionero y que era además padre de familia.
La sentencia del Dr. Guillot Martínez marcó además un motivo para creer en la justicia, en un momento que había perdido total credibilidad.
Pocos meses después de esta sentencia el Dr. Guillot fue despedido de su cargo de Juez, alegando razones de mejor servicio.
En cuanto al caso: El Ministerio de Defensa apeló y el Tribunal de lo Contencioso, rebajó substancialmente la condena impuesta al Estado por el Dr. Guillot.
El caso se publicó en el vol. 174 de la Revista Uruguaya de Derecho Procesal en el año 1980.
La posibilidad de que en breve pase el Dr. Guillot a ocupar el cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia, es un buen momento para rememorar este caso, para desear al Dr. Guillot un exitoso desempeño de su futuro cargo, y tener presente que los derechos fundamentales de los uruguayos están, al menos en lo que a este magistrado se refiere, en buenas manos.
Carlos Aparicio