Primera Línea (Control de Armas)

(junio 2013)


La tenencia de armas en manos de particulares honestos es la primera línea de lucha contra la delincuencia. Sin duda que hay y debe haber otras. En días muy recientes se han escuchado otras opiniones que ponen en peligro, no solo la integridad social ante la delincuencia sino las bases mismas de la democracia.

Si Ud. Quiere someter una comunidad cualquiera sin duda que el primer paso es desarmarla.

Recientemente, con una insistencia desproporcionada han salido opiniones que desean desarmar a la población honesta. No se trata de desarmar a las agencias de seguridad estatales, que tienen una peligrosa tendencia a los golpes de estado, y a la ineficacia interna, tampoco nadie habla de desarmar a los delincuentes, ni a los mercados negros de armamentos, para lo cual existe y sobra legislación adecuada, y podría comenzarse mañana. El objetivo es desarmar a la población honesta que tiene armas registradas, simplemente meterse en su casa y llevarle las armas.

Recientemente un integrante del gobierno, exhortó publicamente a la población a entregar todas sus pertenencias a los delincuentes que lo solicitaren.

Claro que quien pensare que en esta materia de convertir a la población en gusanos estaba todo dicho debe pensar en el tema nuevamente.

Recientemente se dió a conocer un informe de Ielsur, que además de pretender desarmar a toda la población honesta de una vez por todas, manifiesta en forma sorprendente, que los ciudadanos honestos se encuentran armados por una concesión del Estado temporaria y revocable.

Los que estudiaron desde la escuela, que la soberanía radica en la nación y es la nación la crea agencias de defensa y seguridad, y que por lo tanto los autoriza a tener y portar armas, estarían (según Ielsur) en un serio error.

Los nuevos enfoques de Ielsur, que pondrían lívidos de envidia a Hitler y Mussolini, nos demuestran que es el Estado, el único y originario detentador de las armas, y los particulares, reducidos a calidad de gusanos, sólo podrían implorar una autorización en casos muy especiales.

No precisa casi explicar que una teoría de esta naturaleza, añade al error, el insulto, y la militancia antidemocrática en una forma que ni si quiera los gobiernos militares recientes de América Latina lo han sostenido.

El doctor Luis Pedernera, uno de los directores de Ielsur, expresó estos conceptos al periodista Emiliano Cotelo: (tenemos que) “plantear claramente que el arma no es un derecho de la persona sino una concesión del Estado para determinadas situaciones particulares”.

Es claro que estos conceptos no solo violan la intrucción número 17 de Artigas a los diputados orientales, sino la letra y el espíritu de cada una de las constituciones que tuvo el Uruguay desde su fundación.

Y más aún, encima de la constitución violan groseramente a la Justicia y al derecho natural.

Dice Ihering:
“En la lucha hallarás tu derecho. Desde el momento en que el derecho abandona su disposición combativa, se sacrifica a sí mismo. También para el derecho vale la sentencia del poeta: Esta es la última conclusión de la sabiduría: Solo merece la libertad y la vida. El que tiene que conquistarlas diariamente.” En el mismo trabajo cita a Kant: “el que se hace gusano, no puede quejarse de que lo pisoteen”.

Todos estos conceptos, vienen además adobados con unas estadísticas, engañosas y falsas, como por ejemplo: Se dice que Uruguay no tiene conflictos internos ni externos: no toma en cuenta la situación en materia de seguridad.

Se compara los armamentos de Uruguay con Irak, aunque se omite decir que el segundo no tiene conocidas tradiciones democráticas, y no acostumbran a leer autores como José Artigas.
Se dice que el porcentaje de armas de fuego es muy alto en los homicidios, y se omite decir que una gran parte de esos homicidios se hacen con armas de fuego clandestinas, las cuales seguirán existiendo después de la buscada veda.

En resumen:
Quieren desarmar a la parte honesta de la población, reformar la teoría democrática estableciendo derechos exclusivos del estado que nadie le confirió, y todo ello con la declarada financiación de algunos países de la Unión Europea.

Un panorama deprimente, que posiblemente no tiene el país que esta gente toma como modelo nada menos que el petrolero Irak

Carlos Aparicio