Minoridad y Siglo XXI
Siglo XX (Cambalache)
(agosto 2015)
... el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
Santos Discépolo
Reiteradamente venimos informando, que el tema de la minoridad
es tratado por sectores importantes de la opinión con criterios
discepolianos.
Las razones para esa actitud no suelen explicarse con claridad, pero
lo que todo el mundo entiende es que las personas que toman las
decisiones en el tema, no tienen problemas severos de seguridad, y
generalmente se encuentran sobre protegidos y seguros.
Las conductas equivocadas conducen a realidades no deseadas, y
esta semana el país está lamentando la muerte de un agente policial
penitenciario a manos de menores, y los hechos del hogar Ceprili, donde
dos menores internados, fueron severamente reprimidos por una cantidad
totalmente desproporcionada de guardas penitenciarios.
Los hechos denunciados tienen en común la gran repercusión mediática, el
hecho de la coincidencia en las fechas, y el entorno socio-legal que los rodea.
Aunque la esencia de los mismos es diferente, ya que el caso de la Colonia Ceprili
parece propio de una ópera bufa, y el asesinato del agente policial comparte los
rasgos con una tragedia.
En el caso de la colonia Ceprili del Sirpa responde a hechos acaecidos en el
carcelaje del instituto el 24 de julio de 2015.
Se hizo llegar a los medios un video sobre los acontencimientos, que
básicamente es una especie de motín protagonizado por al menos dos menores,
que efectuaron roturas de unas lozas, con el propósito aparente de obtener
proyectiles.
Se presentan dos funcionarios que logran que los menores abandonen los
proyectiles (no su actitud) a partir de lo cual, entra una cantidad desproporcionada
de funcionarios (mas de 20).
En base a lo publicado no existe ninguna violación a los derechos humanos,
por el hecho de usar esa cantidad de funcionarios para un sencillo procedimiento, y
los menores no parecen tratados con crueldad.
Esto desde luego, de acuerdo al video publicado, y sin conocer como viene
el problema de antes, lo cual seguramente quedará claro en algún momento.
La enorme cantidad de funcionarios utilizados deja entrever alguna
sospecha, si no existe algún deficit físico en los funcionarios, o que al menos,
alguien deba revisar su estado físico o alimentación.
Pero saliendo del capítulo de la opera bufa, se llega a la tragedia.
El 7 de agosto de 2015, el policía Marcos Melo, caía en una emboscada
tendida, por adolescentes, se pensaba que eran 4, y aparentemente quedaron
imputados 2, de 16 y 17 años.
Las imágenes, los nombres de los adolescentes, sus padres y demás
responsables, se guardan en secreto, y sus nombres, según lo decidió un reciente
plebiscito serán incluso borrados en el futuro, para que puedan iniciar su vida
adulta con 0 ficha.
Así que el estado uruguayo subsidia el crimen, no solamente con prisión
educativa, sino también coopera con el anonimato de los autores y sus entornos, y
todavía se toma el trabajo de borrar los antecedentes.
Estas medidas se toman siguiendo al pie de la letra la teoría del estigma,
que dice que un antecedente delictivo es recordado por la sociedad y retrasa o
dificulta la resocialización de la víctima.
La teoría del estigma tiene una contracara particularmente dañina para la
sociedad, y es que se presenta a la sociedad, principalmente a sus grupos juveniles
ventajas concretas de la actividad delictiva que pueden en casos extremos sugerir a
jovenes normales, caminos errados.
Hay que determinar además que el sistema educativo estatal no enseña
valores, lo cual no quiere decir que no existan, pero no sería mala idea que los
profesores ayudasen a las familias en este importante tema.
Finalmente habría que considerar introducir en la enseñanza la educación
militar. Para los que nos formamos en un liceo militar, podemos dar fé que un
número importante de jóvenes, han salido de los institutos militares con dignidad y
respeto hacia sí y los demás.
Todas y cada una de estas sugerencias, tienen un costo. Pero seguir
adheridos a la filosofía discepoliana de Siglo XX cambalache, puede comprometer la
existencia misma del orden social.
Carlos Aparicio