Masacre de Realengo: El revés de la trama
(mayo 2011)
No era un ángel vengador, ni siquiera un asesino detestable. Era un alma corroída por el odio, y una persona destruida por uno de los peores subproductos de la educación: el acoso escolar.
A las 8:15 del día 7 de abril de 2011, se presentó en el Colegio Tasso da Silveira en Realengo (Río de Janeiro) Wellington Menezes (23 años), un joven que había sido alumno de la institución expresando que dictaría una clase.
Una vez franqueado el acceso, comenzó a disparar a quemarropa e indiscriminadamente con dos revólveres, hasta ser abatido por la policía, y dispararse en la cabeza. El resultado: trece niños con edades entre 12 y 14 años muertos, y varios heridos.
El matador, durante su periodo de estudiante en el colegio había sufrido duramente de acoso escolar, un fenómeno desgraciadamente muy común entre adolescentes en centros de estudio que no tienen controles adecuados de conducta.
El acoso escolar, también llamado acoso estudiantil o “bullying” (patoterismo) es una forma de extrema violencia escolar. Se trata de una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor tortura a la víctima, amenudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros, o aún de profesores y autoridades educativas.
La participación en el acoso es muy amplia, y están los que participan en forma activa, usualmente estudiantes y personas mediocres que buscan una forma de destaque a través de las torturas, como los torturados o patoteados, que son considerados personas “diferentes” u originales.
En casos graves, puede llevar a la completa destrucción de la personalidad del o la patoteada, quien presenta a raiz del patoterismo una sintomatología depresiva y suicida.
En casos extremos, el suicidio se acompaña de venganzas a veces incomprensibles, como en este caso de Realengo y en muchos otros similares.
En el famoso caso de Columbine (Colorado) de 20 de abril de 1999, ocurrió un fenómeno similar que comenzó a llamar la atención sobre el matonaje escolar, ya que igualmente al caso de Realengo y muchos otros, los asesinos fueron víctimas de acoso escolar durante muchos años.
El tema es apenas notado por el famoso documental de Michael Moore llamado Bowling for Columbine, quien está mucho mas preocupado por desarmar a la gente honesta en el mundo que por evitar este tipo de tragedias. Un documental de mas de una hora de duración apenas percibe el hecho que los protagonistas, que también se suicidaron, fueron víctimas del matonaje escolar grave.
En el caso de Realengo, el senador Sarney se manifestó partidario de replantear el problema de las armas en poder de la población civil honesta, y de hecho se comenzaron a mover 17 proyectos en el congreso brasileño en ese sentido.
Como el tema fue laudado por plebiscito hace unos años, que estableció la legalidad de la tenencia de armas para personas honestas, se está proyectando un nuevo plebiscito para octubre de este año, en forma totalmente infundada, ya que las armas usadas en el caso Realengo, vienen del mercado negro, y una de ellas, había sido robada a un policía hace algunos años.
Precisamente si algo enseñan estos casos, es que debería tenerse un control mas estricto sobre el acoso escolar, y sobre las personas que ingresan a los centros educativos, lo que solo sería posible con una guardia educativa, especializada y armada y en lo posible independiente de las agencias comunes de seguridad.
También ayudaría la atribución de competencias a la Justicia Penal Juvenil en el tema del matonaje escolar.
Todo esto desde luego, sin perjuicio del deber que tiene en intervenir en todos estos casos la justicia común.
En un caso reciente, un juzgado de Madrid ha condenado a la Congregación Hermanas del Amor de Dios a pagar 40000 euros (cuarenta mil euros) a los padres de un ex alumno acosado por un grupo de compañeros de forma “continuada, colectiva y reiterada en el tiempo” cuando cursaba primaria en uno de sus 23 colegios, el de Alcorcón.
La entidad religiosa ha sido condenada por pasividad ante la denuncia de los padres y por no haber tomado medidas para proteger al menor.
Los hechos que la sentencia del Juzgado 44 de Primera Instancia considera probados, se produjeron durante tres años, del 2007 al 2010 en los que el niño sufrió bullying desde los ocho años por parte de cinco compañeros.
Sufría insultos, le llamaban maricón, hijo de puta, cabrón, amenazas, te vamos a matar, te vamos a dejar en coma, vejaciones agresiones físicas como pinchazos con lápices y robo sistemático de sus pertenencias.
En Uruguay existe en este momento un paro de profesores por el tema seguridad en los liceos, que es muy fundado, inclusive por razones económicas de las autoridades educativas, porque puede preveerse una avalancha de juicios por estos motivos.
Los chicos asesinados y heridos en Realengo también seguramente reclamarán indemnizaciones millonarias en dólares contra la ciudad de Río de Janeiro propietaria del Colegio Tasso da Silveira.
Cuando el enajenado Menezes, entró al colegio diciendo que iba a dar un discurso, posiblemente no imagino las consecuencias.
Carlos Aparicio