Di simplemente no
(Diario La República, 13/05/2008)
Solamente la situación del sistema carcelario justifica ampliamente la despenalización del consumo de marihuana. Pero además, hay otras razones.
Un integrante de la Junta Nacional Antidrogas, dijo recientemente: “No es cierto que (la marihuana) no hace nada”. Esa afirmación es totalmente irrebatible, y de hecho nadie la discute. Si la marihuana no hiciera nada, nadie la fumaría ni nadie estaría buscando fumantes para enviarlos a prisión.
El verdadero problema es muy otro, y es en que medida se justifica enviar presos a personas que fuman marihuana, crear un mercado negro de la droga dando amplio lugar a comerciantes inescrupulosos, y crear una impresionante burocracia que es carísima para ocuparse del problema.
Pero esto solo es el comienzo del desastre antidroga.
Tampoco se justifica criminalizar amplios sectores de la población entre el público juvenil, y principalmente entre los mas pobres, mas perjudicados y mas desesperados de ese público.
Tampoco se justifica separar a la sociedad civil, y marginalizar a una parte de ella con relación a una droga liviana que ni siquiera causa adicción.
Desde luego que nadie aquí está obligado a mostrar resultados.
Se supone que en toda guerra alguien tiene perder y alguien tiene que ganar. No en la guerra a la marihuana.
Solamente vemos algunos partes policiales con alguna droga incautada. El consumo crece en forma geométrica, y esto es algo que a nadie le gusta mencionar: Si la lucha contra la marihuana es una guerra, hace rato que las oficinas la tienen perdida.
No ignoramos que el tema es mucho mas amplio que la marihuana, y que están las drogas pesadas (inclusive el alcohol), que debieran tener otro tratamiento, pero eso debería quedar muy claro que tiene que tratarse por separado.
Volviendo al tema de la marihuana: sus efectos posiblemente no sean muy saludables para personas sanas, como el tabaco, los chorizos y hasta el propio asado. Pero lo que se está hablando realmente es de mandar presa a la gente que fuma marihuana, que es algo muy diferente al carácter saludable o no de la droga. Además, parece innegable, que la marihuana tiene efectos beneficiosos en casos particulares y puede ser un valioso auxiliar médico. Ese espacio terapéutico, no es ocupado por nadie por razones de rigidez de las reglamentaciones.
En Estados Unidos, muchos Estados, inclusive algunos de importancia como California, han aprobado plebiscitos legalizando el consumo de marihuana, los que hasta ahora no tienen efecto obligatorio, porque todo el tema de las drogas es un tema federal, y la federación sigue criminalizando su consumo.
Norteamérica está pagando un precio carísimo por su miope política antidrogas. Solo basado en las drogas están mas que duplicando la media mundial de encarcelamiento.
Si bien la droga (toda) es un formidable enemigo de la democracia americana, el manejo antidroga es un enemigo francamente superior.
Pero las instituciones, suelen estar en manos de gente a quien se le importa un bledo la democracia, y que si se les deja pueden llevar este enfrentamiento que alguien suele llamar guerra hasta un final cataclísmico.
A esta gente, se le debe enfrentar, no en forma violenta, sino como hicieron los manifestantes por la legalización de la marihuana recientemente: “Solo di que no”. Al menos mientras haya tiempo.
Carlos Aparicio