Marihuana y Opinión Pública

(agosto 2013)


Uruguay ha decidido asumir un liderazgo mundial en el tratamiento de la drogas livianas, enfrentando a dos poderosos contendientes que dominan el negocio de la droga: el narco tráfico, y la burocracia antidroga.

El primero lucha por su ganancia de monopolio tutelado por las prohibiciones, y el segundo, por jugosos sueldos que ganan desde posiciones cómodas, generando además un tabú que impide incluso el estudio del tema a la población común. Excepto para estos dos grupos que pacíficamente enriquecen a expensas del estrepitoso fracaso de las políticas antidroga, que no logran evitar que el consumo siga en ascenso, y solo pueden exhibir arrestos baratos y sin sentido.

Lo que una vez comenzó, como una batalla contra las substancias peligrosos, hace mucho que se transformó en una guerra venal a las clases mas pobres.


En realidad no estamos hablando de una legalización, sino una despenalización, ya que el consumo de marihuana queda fuertemente reglamentado e incluso tutelado, tampoco es el primer país del mundo en lograrlo.

Nada menos que los Estados Unidos en muchos de sus estados ha legalizado el consumo. Maine, Vermont, Alaska, California, Colorado, Hawaii, Montana, Nevada, Oregon y Washington permiten cultivar y usar marihuana para propósitos medicinales. El problema es que el tema drogas incluso la marihuana es un tema federal, y para la federación americana, el consumo de la marihuana está penalizado.

Sin embargo, desde hace muchos años, los jurados norteamericanos se niegan a mandar presos a las personas por el tema de la droga, aplicando una institución que se llama “jury nullification”, que permite a los jurados juzgar no sólo los hechos del caso sino también las normas aplicables, que existe de la época de la independencia. Fue muy usada para liberar ciudadanos que ayudaban a escapar esclavos (lo que era un delito federal) (1850); y declarar inocentes a ciudadanos honestos durante la ley seca (estaba penalizado el consumo de alcohol), y ahora está usada ampliamente en el caso de la marihuana. Este derecho ha sido objeto de numerosos pronunciamientos de los constituyentes originarios, principalmente Thomas Jefferson, quien expresamente opinó: “Considerar a los Jueces como los últimos árbitros de todas las cuestiones constitucionales es una doctrina realmente muy peligrosa y nos dejaría bajo el despotismo de una oligarquía.”

Vease también: http://www.lr21.com.uy/editorial/310906-di-simplemente-no

Volviendo a Uruguay, el país está liderando una discusión importante a nivel mundial, y practicamente todos los ojos del mundo lo están mirando.

Es una buena causa, y si en definitiva triunfase, estaríamos no solo marcando una ruta, sino dando un ejemplo.

Carlos Aparicio